Ocho de los diez gobernadores de las provincias petroleras acordaron el jueves un documento por el cual reclamarán al Gobierno nacional un incremento de los precios de referencia del petróleo y el gas para el mercado interno. Francisco Mezzadri, consultor en temas energéticos, señaló que estos costos no se actualizan desde 1999, y apuntó que “todo lo que viene para adelante, son inversiones más caras y esto tarde o temprano, se reflejará en una energía más cara”.

¿Cuál es su opinión, ahora que ocho provincias han pedido una recomposición en el precio del gas, y cómo se inserta esto cuándo hay una cadena de precios tan retrasada en el sector, en términos generales?

Todo está muy atrasado, hay tarifas con las que uno ha perdido la noción del tiempo, pero lo que lo queda para la distribuidora no se actualiza desde hace diez años. El haber dejado las tarifas tan atrasadas obliga ahora a ir adaptando esto. Culturalmente no se ha preparado al país para cambios fuertes, de modo que hay que ir viendo gradualmente qué se puede hacer.

El panadero de la esquina hoy no vende el pan al mismo precio que en 1999, pero tampoco lo aumentó de golpe.

Por un lado, habrá que ir con responsabilidad, tanto del lado del Gobierno como de la oposición, haciéndole entender a la sociedad que se ha instrumentado una política equivocada, y desde el punto de vista de la continuidad de los servicios públicos, no pueden seguir siendo prestados a precios que no responden al costo económico de producirlas.

¿Ante esta última implementación de aumentos, tanto en electricidad como en gas, sería posible que se explicara, en líneas generales, cuál es el costo de producción real de la energía?

Piense usted que para generar electricidad, el precio que pagan las distribuidoras por esa energía es un precio ficticio, porque está hecho en función de un gas que generalmente queman las generadoras pero que no siempre está disponible, entonces ya el costo no es el gas sino los combustibles líquidos que se utilizan para eso. Y eso fluctúa muchísimo, de modo tal que conocer estos precios es posible, pero son muy inestables por como influyen los insumos en ese momento.

Lo que sí se puede hacer es mostrar algunas referencias generales, y explicarle a usuario que mientras él paga 10, cuesta 30.

Uno puede, en promedio, si uno toma las variaciones muy agregadas, saber que los precios industriales han aumentado en una relación 3 a 1, respecto de la electricidad. Es un salto muy grande. Ahora, obviamente, esto lleva años, pero la gente tiene que darse cuenta que las consecuencias son graves. Por un lado, hacia delante, generará la incertidumbre acerca de la provisión del propio servicio, porque no ser terminan de hacer las inversiones, y hoy en día está sumamente afectado por el precio del combustible.

Y, por otro lado, no hay economía en el mundo que se mueva sin energía, y de la forma que se han manejado estos precios provoca que no se invierta. Las inversiones que pueda hacer el Gobierno son muy reducidas en función de las necesidades reales, entonces no es sólo el servicio diario que se afecta, sino en la capacidad de producir que se traduce en empleos.

Es cierto, de hecho se ha visto afectada la industria…

Ése es el punto cultural del que me refería al principio. No se le hizo participar a la población de un problema estructural muy grande. En el fondo esto termina afectando la capacidad de producir y de crecer.

Además, para ponerle otro condimento, hay que explicarle a la gente que hoy en día las inversiones en energía no son las mismas que hace diez años. Hoy se ha entrado de lleno el cambio climático y en las precauciones que hay que tomar para no seguir deteriorando el Planta con esta actividad.

El quemar combustibles líquidos en el centro de Buenos Aires, a través de las dos centrales grandes que hay, eso está contaminando la atmósfera a niveles que en otros países generaría algún tipo de alerta y de mediciones continuas. El punto es que todo lo que viene para adelante, son inversiones más caras y esto tarde o temprano, se reflejará en una energía más cara.

Es parte del arte del arte de los políticos comunicar bien a la sociedad lo que se viene.

Por un lado, las empresas privadas piden que actualicen las tarifas y por otro lado, desde el Gobierno se posterga dicho ajuste para no sobrecargar los bolsillos de la gente. ¿En qué espacio de debate se lograría un encuentro político-técnico, porque los primeros no entienden razones técnicas y los técnicos no entienden razones políticas?

El mejor espacio es el de las verdades. Esto se puede expresar en número de modo tal que los consumidores, políticos y empresas puedan tenerlos en frente y discutirlos.

Por ejemplo, estamos trabajando en materia eléctrica, con costos de inversión hacia delante que son mucho más altos que los costos con los que se produjo la gran expansión de inversión en generación eléctrica entre el 1993 y el 2000. En aquella época, una máquina de ciclo combinado que usaba gas, podía costar alrededor 500 dólares por kW/h instalado. Hoy, primero no hay suficiente gas para utilizarlo como combustible, pero asumamos que tenemos ese gas, hoy vale alrededor de 900 dólares invertir en el mismo ciclo combinado. Y si no tenemos gas y se decide quemar carbón, una máquina que produce lo mismo a carbón, hoy en día vale alrededor 1.800 dólares por kW instalado. Y si se piensa en energía eólica, cada MW son 2 millones de dólares.

Son número muy distintos a las de décadas pasadas, pero son tecnologías nuevas que en el tiempo van a ir bajando, pero no podemos esperar a que estén en el precio más bajo para instalarlo, porque nos quedamos sin energía.

Los costos de la energía se van a adaptando a una situación de tecnología más cara, con combustibles más caros, y la Argentina no va a poder eludir eso, más allá que hoy tampoco estamos teniendo una situación de autosuficiencia en materia de hidrocarburos.

Esto son temas que están en una prioridad alta en las agendas de todos los países, y lamentablemente no lo está en la Argentina. Ni en el Gobierno ni en la oposición.

Fuente foto: Algo en Común Revista

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