jueves, 26 de noviembre de 2009

La lluvia frena el calor y la demanda eléctrica respira

Por Leandro Renou

En los despachos oficiales y en las gerencias de las distribuidoras eléctricas hay, sobre el escritorio de los que conducen, dos informes: el de la evolución de los consumos eléctricos del día anterior y el pronóstico meteorológico extendido, que a veces llega a tener dos semanas de anticipación. Esta costumbre nació hace unos dos años, cuando la imposibilidad de invertir por el prolongado congelamiento de tarifas, obligó a que se piense más en los efectos de las decisiones de San Pedro que en la respuesta que debería dar el sistema ante la presión de la demanda en las horas pico.

Por fortuna para empresarios, gobiernos y, sobre todo, usuarios, de arriba llegan buenas noticias, y bastante seguido. Porque si bien es cierto que hasta el momento no ha habido días de temperaturas extremas, pareciera que cuando el calor quiere empezar a preocupar y a recalentar los cables, la inestabilidad corta toda posibilidad de colapso, con lluvias intermitentes o intensas, bajando dos ó tres grados hacia la tarde-noche, fundamental para que no se den grandes consumos cuando la gente llega a su hogar. Esto es lo que sucedió, por ejemplo, en el día de ayer: 17.426 MW fue el pico de potencia registrado, a las 21.12 horas, cuando la temperatura oscilaba en los 23º C. Durante el día, el calor se había mostrado realmente agobiante, con una sensación térmica cercana a los 33º C, y un nivel elevado de humedad, pero con la caída del sol y las lluvias aisladas que se dieron en algunas zonas de Capital y el Conurbano, las altas temperaturas bajaron radicalmente y terminaron transformando la promesa de un pico de demanda importante en nada más que eso. En este marco, el gas volvió a aportar bastante más energía que las fuentes hidroeléctricas: las centrales térmicas contribuyeron con 9.307 MW, mientras que las represas otorgaron 7.713 MW. Además, se exportaron 44 MW de Paraguay y salieron casi 100 MW hacia Uruguay.

Lo que sí preocupa, a pesar de la bonanza climática, son los altos niveles de potencia indisponible. Actualmente, la indisponibilidad térmica está sobre los 4.300 MW, mientras que la indisponibilidad de las centrales hidroeléctricas se acerca a los 650 MW. Es cierto, hubo temporadas más complicadas, con más de 6.000 MW indisponibles, pero nadie se queda tranquilo con este dato.

Ahora bien, ¿qué puede pasar en lo que resta del 2009? Si bien el tiempo parece un aliado confiable, tanto o más que la resistencia del sistema, sólo podría darse un récord de consumo y la posibilidad de algún corte aislado si se dieran tres ó cuatro días de calor seguidos, empezando el domingo o lunes y llegando al récord, a más tardar, el jueves. Los viernes al mediodía la demanda descomprime fuerte, y el fin de semana se acentúa la caída, por lo cual el margen de riesgo se reduce.

De todas maneras, de concretarse, estos serían problemas puntuales porque, y en este caso hay que darle crédito a los dichos del ministro de Planificación, Julio De Vido, hay más de 2.000 MW más de potencia instalada que el año pasado, cuando lo que se recomienda para que un país acompañe el crecimiento de la demanda sin inconvenientes es la incorporación de alrededor de 1.000 MW por año.

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