El jueves asumió el nuevo presidente de directorio de Aerolíneas y Austral, Mariano Recalde, en el marco de un panorama complejo para ambas empresas. Santiago García Rúa, consultor en temas aeronáuticos, aseguró que el flamante titular es una pieza de la CGT, y que la discrepancia entre el Gobierno y Marsans “es un problema más político que otra cosa”.

¿Es legal esta asunción siendo que Marsans sigue al mando de la compañía y no ha emitido su voto?

Es difícil decirlo, deberían confirmarlo sus abogados. Por supuesto, cada una de las partes tiene su posición. Desde el Gobierno, se toman del decreto del Congreso donde dicen que pueden manejar la empresa como ellos quieren, y el grupo Marsans hace su objeción ya que siguen siendo los dueños del 94% de Aerolíneas y del 100% de Austral. Además, la española también está reclamando una solución para su salida de Aerolíneas Argentinas, que no es otra que el Gobierno argentino compre los aviones que ellos habían ordenando en un momento y puedan recuperar la seña que han pagado por los mismos. Creo que todas estas discusiones no son más que presión para terminar de solucionar su salida que es real.

La asunción de Recalde, más allá de la legalidad o no, se da en un cuadro complejo porque tiene tres negociaciones abiertas de compra de aviones; tiene problemas políticos entre funcionarios y sindicatos…

Creo que Aerolíneas está en un problema muy complicado. Ya lleva un año el Gobierno administrando la compañía y no se puede echar todas las culpas al grupo Marsans. Uno de ellos es que no se sabe aún si son 40 ó 45 millones por mes de pérdida, lo único que sabemos es que es una barbaridad y que lo pagamos todos los argentinos para que sólo un 6% de la población utilice el medio aéreo. Tampoco hay un plan de negocios. Antes de comprar aviones debo saber a dónde volar, con qué quiero volar, qué necesito, etc.

¿El plan de negocios no se había el elaborado el año pasado, mientras se discutía la nacionalización?

No. Hoy se están comprando aviones más por un problema de quien me da la financiación que por una cuestión de necesidad de los propios aviones. Hoy, si bien uno puede entender que tiene un avión como el Embraer para los vuelos de cabotaje, y los 737 para distancias más extensas, o el Airbus para afuera, estamos hablando de tres grupos de aviones distintos, con lo cual hace que la eficiencia de una compañía sea complicada.

Y el nivel de mantenimiento se eleva muchísimo…

Se eleva todo. La capacitación y cantidad de pilotos, hace que la empresa tienda a tener demoras. Si uno analiza la cantidad de pilotos que tiene Aerolíneas, supera a la de cualquier aerolínea del mundo, lo que pasa es que hay muchos pilotos que están haciendo cursos de aviones que todavía no están.

Cuando uno deja de volar en una flota, se prepara en una y vuela en la otra. Es muy complicado el proceso en el que están.

También es importante lo que han dicho de Recalde. Hay dos puntos aquí. Por un lado, es el hombre que ha sido puesto por las CGT, por más que lo niegue. No es un especialista, no conoce, él mismo lo reconoce, pero tiene contacto con los gremios. Tampoco demuestra tener antecedentes de haber gestionado empresas.

Por eso mismo es difícil pensar que el motivo por el cual está ahí no es por el acercamiento que tiene con la CGT. Esto genera problemas porque los gremios de Aerolíneas y Austral, que son siete, no todos están enrolados en la CGT que dirige Moyano, con lo cual habrá problema íntimos. Y en una empresa que tiene 40 ó 50 millones de dólares de pérdida al mes, si hay conflictos, va a ser difícil que se pongan de acuerdo. Recalde dijo que necesita cinco años para que la empresa esté en equilibrio. Lo dudo y además, es mucho tiempo.

¿Cuánto tiempo más se pude mantener una situación así?

Creo que es un problema más político que otra cosa. Porque acá se planteó la necesidad de estatización como una necesidad de comunicación aérea. Hay 9000 empleados y hay que sostenerlos, pero si hay pérdida cómo lo van a mantener. Creo que Aerolíneas va a tener que reestructurarse en algún momento porque crece de una manera importante o va a tener que ir a un achique.

Lo que falta en la Argentina es una política aérea, que se decida qué queremos hacer: si queremos empresas privadas, estatales, porque se habla como si fuera una empresa de fomento. Mi pregunta es si tiene sentido que todos los habitantes aportemos para que sólo el 6% de la población utilice el medio y en estos casos, si tiene sentido que sostengamos una empresa para aquellos que vuelan a Miami o a New York. Creo que es la política aérea que hay que discutir. Hay conexiones que hay que sostener y subvencionar, pero no creo que haya que subsidiar a una empresa que pretenda a tener el 70% del mercado argentino a un costo enorme para los argentinos.

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